El blog de quienes corren a animar. No corremos, pero animamos mucho. Aquí tienes cómo lo hacemos.

Si hay una cita que nuestro club correanimador tiene marcada en el calendario casi a fuego y con un año de antelación -no se nos haga tarde-  es la del maratón de València.

Es una cita fija del corremarido y la correhermana que nos encanta por dos motivo: porque estamos en nuestra ciudad, y porque nos sabemos los trucos para movernos durante la carrera.

Este 2023 el maratón de València ha sido el 3 de diciembre y lo hemos disfrutado con risas, reencuentros, gritos y algo de frío. Pero no adelantemos acontecimientos y empecemos por el principio: los rituales. Los que siguen nuestros corredores, pero también los nuestros como correanimadores.

Parte del runclub celebrando los 22 maratones del corremarido. ©Correraanimar

‘Vigilar’ la construcción de la pasarela

Nuestro primer ritual es ‘vigilar’ el montaje de la pasarela sobre el agua en la Ciudad de las Artes y las Ciencias, donde acaba el maratón de València y una de las imágenes icónicas de este 42K.

Se trata de un lugar casi mágico para los maratonianos: creo que en los entrenamientos todos se visualizan entrando en meta casi flotando sobre las aguas.

Ya nos hemos aprendido que el montaje empieza tres semanas antes del maratón, así que allí que nos plantamos el lunes 13 de noviembre para supervisar el inicio de los trabajos. Y claro, volvimos las semanas siguientes para ver que todo evolucionaba como tocaba.

Recoger el dorsal y pisar la meta

Siguiente ritual: acudir el fin de semana del maratón a la feria Expodeporte a recoger el dorsal, buscar el nombre de nuestros maratonianos entre 33.000 corredores, firmar en el muro de buenos deseos (nos encantó el mensaje ‘Bona sort to all marathoners’) y hacerse fotos. Bueno, y los corredores comprarse alguna prenda deportiva, no lo pueden evitar.

Este 2023 la feria ha cambiado de lugar (como ya ocurrió en la media maratón de octubre) y se la han llevado a Feria Valencia, fuera de la ciudad y en la punta opuesta a la Ciudad de las Artes.

Lo bueno: es un lugar tan grande que todo está bien organizado y las aglomeraciones de gente no lo parecen tanto. Lo malo: otro de nuestros rituales es hacerse fotos en la meta y recorrer la pasarela, cosa que se podía hacer antes cuando la feria estaba en la propia Ciudad de las Artes y las Ciencias. Y aquí nos separaban varios kilómetros.

La solución: tras la feria nos fuimos a la Ciudad de las Artes, que los rituales están para cumplirlos. Pisamos la moqueta azul -todavía cubierta de plástico para resguardarla- y en nuestros vídeos conseguimos un curioso efecto: el viento levantaba levemente el plástico y parecía que la entrada en meta se hiciera sobre las aguas del mar. Wow!

Los rituales del día del maratón

¿Queréis más rituales? Los tenemos. Tras estudiarnos el recorrido de la carrera -cada año introducen pequeños ajustes- comprobamos que podíamos seguir con algunos de nuestros hábitos, pues no en vano este ha sido nuestro noveno maratón de València correanimado.

El primero: acudir a la salida cogiendo el metro hasta la parada de Alameda y desde allí caminar por el río hasta el Palau de Les Arts. Habían avisado de que este iba a ser el maratón de València más frío desde que se corre en diciembre, y empezamos a notarlo. Pero íbamos preparados: un termo de café calentito todo lo salva.

Dejamos al corremarido camino de su box -tenía un rato, ya que había la salida se hacía en varias oleadas-, donde ya estaba la correhermana, que había quedado más pronto para hacerse foto de grupo y donde por cierto le dio la sorpresa el correprimo de acompañarla en este maratón.

El corremarido saluda sus correanimadores en el maratón de Valpencia 2023. ©Correraanimar

Libres como el mar

Nos ubicamos en nuestro primer punto correanimador: la rotonda del Parotet, nada más cruzar los corredores del puente de la salida. Allí vimos pasar varias oleadas, cada una de las cuales partió al ritmo de la canción ‘Libre’ del valenciano Nino Bravo y nos dejó cantando el ‘libreeeeee, como el maaaaarrrr’.

Y aquí nos reencontramos con Pedro, el corredor valenciano que conocimos correanimando el maratón de Viena, y al que por segundo año consecutivo animamos también en el maratón de València. “Esto se empieza a convertir en una bonita tradición, nos dijo cuando se acercó a saludar. Y la verdad es que sí.

Ánimos desde Laponia

A partir de aquí comenzó nuestra yincana correanimadora. Este año teníamos a dos integrantes del runclub en Laponia, que no dudaron en mandar un vídeo con sus ánimos desde esas tierras nevadas a miles de kilómetros.

Otra parte del runclub se situó en Benimaclet (aproximadamente el kilómetro 12 del maratón), mientras el resto nos ubicábamos en la rotonda de la Avenida de Aragón con la Alameda (kilómetro 14,3), donde pese a la gente que había pronto nos hicimos con espacio para todos.

Aquí una mujer nos miraba con sorpresa mientras nos decía: “es que animáis a todos”. Otros nos miraban con un poco menos de simpatía, quizá por nuestra bocina y nuestra matraca que no dejábamos de hacer sonar.

Hay fotos que lo dicen todo de la emoción de recibir ánimos en un maratón.

Camisetas de países

Una vez correanimamos a los nuestros, nos dirigimos al siguiente punto: el kilómetro 24, junto a la rotonda de Eduardo Boscá. Aquí elegimos el trozo de sol, que en ese momento de la mañana no estaba de más.

Y nos inventamos un juego: fijarnos en las camisetas con los nombres de otros países, para intentar averiguar cuál sería el destino de nuestra próxima experiencia correanimadora. Vimos mucha camiseta de Boston y de México, y algunas de Brasil y de Francia.

Cuando dijimos: venga, la próxima camiseta será nuestro próximo maratón, pasó una de … Ucrania. Igual no siempre se pueden confiar en las señales. En esas pasó la correhermana, que se puso a pedir paracetamol para el correprimo como si no hubiera un mañana, y así quedó reflejada en las fotos y el vídeo que le hicimos.

Primera fila en la meta

Enviamos a nuestros corredores donde les esperaba otra parte del runclub –el kilómetro 26,5, por la calle Alboraia- y nos encaminamos a la meta sin parada para almorzar ni nada, pues con 33.000 corredores nos parecía difícil pillar sitio en las gradas de la meta.

Sin embargo, fue sorprendentemente fácil. Accedimos a una grada y poco a poco avanzamos hasta colocarnos en primera fila. Ni nos los creíamos. A nuestro lado una señora contaba que llevaba allí desde las 9 de la mañana … y su corredor no pasaba hasta las 13:05 h (señora, no es precís).

Correr a animar el maratón de València nos encanta, que para algo es nuestra ciudad. Así lo hemos hecho este 2023.
No corremos, pero animamos, y nos reímos, y disfrutamos … ©Correraanimar

A estas alturas de la carrera el sol lucía ya en todo su esplendor, así nos quitamos las sudaderas para quedarnos en manga corta (con nuestras lemas de Correr a animar, por supuesto).

Desde allí correanimamos a la correhermana, que nos regaló su ya habitual reverencia sobre la pasarela azul, y al corremarido, que se volvió a parar antes de entrar a meta para grabar con el móvil a su runclub. (Por cierto, mensaje para la organización: el globo gigante junto a la pasarela molesta para las fotos y vídeos).

Globos y tarta

Con un maratón más correanimado -nada que ver con el anterior, el de Lisboa, donde solo había 6.000 corredores-, acudimos a recoger al corremarido, al que le hicimos entrega de los globos con el número 22, la cifra de maratones que lleva corridos. (A la correhermana le pegamos luego un 7 en la puerta de su casa).

De ahí nos fuimos a comer juntos a celebrar una experiencia más, y compartimos con el corremarido una tarta de recuerdo de esta gesta maratoniana. También incorporamos un elemento más a la equipación del runclub y, como contamos hace poco en la radio, acabamos todos contentos y felices de correr a animar un maratón más.


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