El maratón de Valencia de 2024 ha sido muy especial. Lo ha sido para todos los valencianos, porque se ha corrido apenas un mes después de que miles de personas lo perdieran todo a causa de las inundaciones provocadas por la dana a pocos kilómetros de la capital valenciana y no podíamos olvidarles.
Lo ha sido para el corremarido, que se ha colgado al cuello la medalla de su maratón número 25 once años después de iniciarse en este loco mundo corredor. Lo ha sido para la correhermana, que la víspera tenía cero ganas de correr un maratón para el que no había podido entrenar lo suficiente por culpa del lodo y coronó con una gran sonrisa su octavo 42K.


Y lo ha sido para quienes formamos este maravilloso club de Correr a animar, que además de ser testigos de tanta proeza queremos pensar que contribuimos, en una mínima pero importante parte, a darles con nuestros ánimos el chute de energía que les lleva hasta la línea de meta.
Valencia corre por Valencia
Con una catástrofe tan reciente, el 41 maratón de Valencia no podía menos que cambiar su lema -que por cierto este año estaba dedicado a los ánimos que se dan a los corredores- por el de ‘Valencia corre por Valencia’.
Nada más entrar a Expodeporte para recoger el dorsal, los nombres de los 75 pueblos valencianos que han resultado afectados por la dana recordaban a los verdaderos protagonistas de esta edición.
De hecho, el día del maratón fueron numerosos los crespones negros, las Senyeras e incluso las camisetas alusivas a la dana – con mensajes como ‘Que el tiempo no borre lo que un día cubrió el barro’ – que lucieron los corredores. Nosotros llevamos también una Senyera como gesto de recuerdo a quienes lo están pasando mal.

La emoción de la salida
Esta vez no pudimos cumplir con uno de los rituales que tanto gustan repetir a nuestros maratonianos en cada edición, como es la de coger el metro hasta la parada de Alameda y de ahí seguir a pie por el viejo cauce del río hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
El metro seguía sin funcionar a causa de los destrozos de la dana, pero sí que les acompañamos hasta el Palau de Les Arts. Allí les dejamos rumbo a sus cajones y nos cruzamos al otro lado del puente para ver la salida del maratón.
Una salida emocionante, porque antes de cada oleada sonaron fragmentos del Himno de Valencia – con su ‘tots a una veu germans vingau’ con más significado que nunca- y del tema de Nino Bravo ‘Mi tierra’, antes de que comenzaran a correr con los habituales compases de ‘Libre‘.

A la sombra del Parotet -un ‘palo asul grande’ según un andaluz que pasó por nuestro lado- vimos salir a la elite y luego comenzamos a animar a nuestros corredores. Primero al corremarido, que ya nos dio los guantes porque le sobraba todo (la verdad es que años anteriores hemos pasado más frío).
Luego a la correhermana, que salía con la duda de hasta dónde llegaría. Y finalmente al valenciano que animamos de casualidad en el maratón de Viena de 2022 y al que desde entonces seguimos correanimando en la cita valenciana.
Ánimos y sonrisas
Desde ahí nos fuimos a pie hasta el kilómetro 14, donde nos reunimos el grueso del grupo correanimador. Con nuestras camisetas rojas, pompones y bubucelas regalamos ánimos a todos los que pasaban. Y ya lo dimos todo cuando pasaron nuestros tres corredores especiales.

Fernando lo agradeció brazos en alto como si volara. Susi repartiendo besos a diestro y siniestro como si fuera la jefa de la pista. Y Pedro Senyera en mano y sonrisa puesta al ver a estos locos que apenas conoce y le animan con toda el alma.
De aquí nos fuimos siguiente punto, el kilómetro 24, donde a los pies de otra estatua seguimos derrochando nuestra sonora correanimación, que agradecían especialmente los extranjeros a los que gritábamos el nombre del dorsal. Nuestros tres atletas pasaron contentos, así que les dejamos rumbo al muro y nos dirigimos a la meta.
Con un poco de paciencia pudimos sentarnos en las gradas y ver de muy cerca la emoción de todos los maratonianos al entrar en la meta por la pasarela azul colocada sobre el agua.


Llegó primero el corremarido, que se paró a grabar a su club sin importarle que el crono siguiera contando. Lo hizo después la correhermana, con una sonrisa enorme y brazo en alto celebrando los ánimos que le acompañaban en este nuevo triunfo. Entró finalmente Pedro, que no nos oyó, pero nos desgañitamos igual para jalearle.
Bodas de plata maratonianas
Cumplimos después lo que se ha convertido ya en un hábito: entregar a nuestro maratoniano favorito los globos con el número de maratones conquistados: 25. Esta vez fueron de color dorado en lugar de plateado, porque una fecha tan simbólica así lo merecía. La correhermana también tuvo su globo número 8 en recuerdo de su hazaña.


Los doce correanimadores celebramos luego junto al corredor sus bodas de plata maratonianas con una tarta y una medalla de madera que por el anverso deja constancia del número de maratones conquistados desde que a finales de 2013 corriera el primero y por el reverso todas las ciudades en las que lo ha hecho.
Hay quienes le hemos acompañados en todas y cada una esas citas. Hay quienes lo han hecho en parte de ellas. Pero todos estamos orgullosos de su esfuerzo y de formar parte de algo tan especial como es Correr a animar.

