El blog de quienes corren a animar. No corremos, pero animamos mucho. Aquí tienes cómo lo hacemos.

Hasta  Lyon, la ciudad del autor de El Principito y de los hermanos Lumière nos hemos ido a correanimar el maratón de 2024, el vigesimocuarto de nuestro corredor y el octavo en el extranjero.

Él corría y once animábamos. Y menos mal que estuvimos para dar un toque de color y gritos de ánimo, porque mucha ambientación no había.

La feria del corredor 

Nuestra primera cita en Lyon fue la feria del corredor, en la céntrica Plaza Bellecour, que es donde acaba el maratón. No es muy grande, pero te puedes hacer fotos de recuerdo, buscar el nombre del corredor en el muro, jugar al ping pong y al futbolín, llevarte alguna bolsa de tela y degustar algo de comida y bebida gratis.

El punto a favor: tienen en cuenta a los animadores, con puntos donde crear carteles personalizados e incluso dorsales (nos faltaron los imperdibles para colocárnoslos).

El runclub de Correr a animar listo para el maratón de Lyon. ©Correraanimar

El punto de desencanto: las camisetas de finisher no las dan hasta acabar el maratón, con lo que nuestro corredor se quedó con las ganas de llevársela ya, como sí hacían los de la media.

Visitamos luego la basílica de Notre-Dame de Fourvière, donde nos encontramos en la cripta a la Virgen de los deportistas y le pusimos una vela para que alumbrara a nuestro corredor.

El maratón: inicio con lluvia 

Nuestra particular carrera correanimadora en la tercera ciudad de Francia incluyó, tras un detallado estudio, ocho puntos en los que derrochamos ánimos para nuestro corredor.

Y menos mal, porque en esta ciudad no les va mucho lo de animar y casi parece que les molesta que haya un maratón por sus calles, según nos confesó un voluntario que hablaba muy bien español.

El maratón de Lyon parte del Palacio de Justicia, junto al río Saona. Llegamos andando porque teníamos el apartamento muy cerca, bajo una fina lluvia que por suerte despejaría pronto.

Nuestro corredor ante la Virgen de los deportistas. en Lyon. ©Correraanimar

Había pocos corredores (menos de 4.000, cuando hemos estado en maratones de 35.000), por lo que nos colocamos sin problemas poco después del arco iluminado de salida para animar a las primeras oleadas.

Parte del grupo correanimador se había traslado mientras al kilómetro 3 (en metro desde Bellecour a Valmy). Allí sacaron bocinas, bubucelas, pompones, pancartas y banderas de España, y les riñó un señor local porque decía que estaban molestando al vecindario un domingo por la mañana.

El punto más estratégico 

La marea roja (11 personas más la foto del otro integrante del runclub que no había podido venir al viaje, pues aquí no dejamos a nadie atrás) se reunió en un punto estratégico, donde con solo moverse unos metros de pueden ver los kilómetros 18, 21 y 28 del maratón.

Nos bajamos en la parada de metro de Foch y paseando quince minutos llegamos al cruce de la Avenida Grande Bretagne con el Parc Tête d’Or. Corroboramos con el personal de una ambulancia que había allí que era el kilómetro 18 del maratón, pues en Lyon no pintan raya en el suelo ni vimos carteles de los kilómetros.

Así correanimamos los españoles en Francia. ©Correraanimar

Mientras esperábamos a los atletas, se nos acercó una señora local a preguntarnos si podía bajar al río, pues al vernos con sudaderas y gorras rojas pensaba que éramos de la organización. Un francés que estaba a nuestro lado le dijo en un tono un poco despectivo que éramos españoles, supporters (pero nos habíamos estudiado el recorrido y nos lo sabíamos todo, monsieur).

Cuando empezaron a llegar los maratonianos, por un pequeño carril todos aunque la amplia avenida estaba cortada, nos pusimos a gritarles allez, venga, ole o vamos. La mayoría nos ignoraban, a alguno le salió media sonrisa, muy poquitos levantaron el pulgar y el único resalao nos regaló un vuelo corredor. 

El Central Park de Lyon

Nos desplazamos unos metros y entramos al Parque de la Cabeza de oro, el pulmón verde de la ciudad y coetáneo del Central Park neoyorkino. Nada más cruzar la majestuosa valla de entrada pasaban de nuevo los corredores por el kilómetro 21, y allí nos instalamos con nuestras banderas y pancartas.

Nos salió una espontánea que se puso a bailar el ritmo de nuestros ánimos justo cuando llegaba nuestro corredor y se plantó en medio del vídeo (ya le vale, madam).

Los correanimadores nunca olvidamos a quienes no pueden venir. ©Correraanimar

Recogimos bártulos, cruzamos la calle y bajamos junto al río Ródano para animar el siguiente punto. Como empezaba a llover un poco y luego había que volver al metro, avanzamos caminando hasta colocarnos bajo el puente de Lattre de Tassigny, el kilómetro 28 del maratón.

Aquí los corredores se iban cruzando con gente que iba en bici, o caminando, o corriendo en dirección contraria por la misma senda, pues es cierto que la ciudad vive de espaldas al maratón y tratan de molestarla lo menos posible, sin apenas vallas ni cintas.

Bajo el puente encontramos a algunos franceses que animaban un poco más, e incluso una moto de la organización se paró a grabar cómo animábamos (y nos incluyó en uno de sus vídeos). Animado nuestro corredor, tuvimos que cruzar dos calles por las que subía y bajaba el medio maratón (que se corre el mismo día que la 42k, al igual que una 10K y una 5K) para coger el metro en Foch con destino a Bellecour.

Desde el parque habíamos enviado a dos integrantes del grupo a correanimar otro punto estratégico, donde es posible ver sin casi moverse los kilómetros 34,5 y 35,5. Está a media hora en metro y se trata de Gerland, al sur de la ciudad. Parecen las afueras o un municipio cercano, lo que nos hizo pensar en el Burjassot valenciano.

No había apenas gente animando y quizá por eso pusieron ahí a un grupo de música, que a esas alturas el maratón ya se ha hecho cuesta arriba.

La meta del bravo!

Mientras tanto, el resto del grupo nos habíamos bajado en la parada de metro de la Plaza Bellecour e intentábamos encontrar la meta, pues con las carpas de la feria del corredor no se veían.

Al final estaba, tanto para el maratón como la media acababan frente al Hotel Royal y el instituto culinario Paul Bocusse. Pudimos cruzar al lado derecho gracias a que había dos voluntarios que cuando había hueco entre los corredores estiraban unas cintas para que la gente pasara y al poco las replegaban para impedir el paso.

Llegando a la meta del maratón de Lyon. ©Correraanimar

Llegó nuestro corredor, al que animaron también unas chavalas españolas que teníamos enfrente, cogió de la mano a la peque del grupo y juntos cruzaron el arco de la meta en el que ponía ¡Bravo!

El resto le esperamos a los pies de la estatua ecuestre de Luis XIV, en el centro de la Plaza Bellecour, para entregarle los globos con el número 24 y contemplar su bien merecida medalla de madera.

Para turistear

Vuelos: esta vez hemos viajado con Volotea, que tiene vuelo directo Valencia-Lyon (y que tiene tarifas algo más reducidas para grupos).

Comer: L’Entrecot. Solo sirven un menú, de carne de vacuno con ensalada (lechuga y nueces) y patatas fritas que se peden repetir las veces que se quiera. Incluye agua del grifo y pan, todo por 22 euros. Carmelo: italiano con decoración bonita. Tiene colas, pero se puede reservar on line.

El dulce típico: la pralulina, un brioche de praliné rosa inventado por Auguste Pralus en 1955 que se vende en las tiendas Pralus, donde de forman colas a diario. También tienen macarons de sabores variados.

Metro: funciona muy bien y pasa como máximo cada cinco minutos. El ticket de 24 horas vale 6,90 euros (soporte incluido) y sirve también para el funicular. Lo validamos la tarde anterior al maratón para visitar la ciudad y nos sirvió para movernos el día D.

La ciudad: callejear por el centro histórico (Vieux Lyon), que es patrimonio de la humanidad, con la catedral de Saint-Jean y los traboules (pasadizos que comunican calles). Subir en funicular a la basílica de Notre Dame de Foruvière y contemplar Lyon desde arriba.

Ver el gran mural de los lioneses, la Plaza des Terreaux, con el ayuntamiento y una gran fuente construida por el autor de la Estatua de la libertad … Nos faltó tiempo para ver el museo del cine y las miniaturas.


Una respuesta a “El maratón de Lyon: así lo correanimó la marea roja española”

  1. Avatar de Múnich 2025, el maratón de los cencerros – Correr a animar

    […] encuesta interna de cuánta gente nos va a reñir por el ruido que hacemos (como nos pasó en el maratón de Lyon), pero hemos de decir que ninguno acertó: nadie nos […]

    Me gusta

Deja un comentario