Nuestro decimocuarto maratón como correanimadoras ha sido el de Berlín 2019. Ya estuvimos aquí hace dos años, con lo que ha sido nuestro segundo maratón en Berlín, el cuarto en tierras alemanas (tras Berlín 2017, Colonia 2018 y Hamburgo 2019) y el quinto internacional.
Si quieres buenos consejos de cómo correr a animar el BMW Berlin Marathon, aquí van los nuestros:
Por qué Berlín
Podría venderos que repetimos porque es uno de los ‘majors‘ (los mejores maratones del mundo), porque aquí se intentan batir récords mundiales, porque hay muchos españoles, o porque la animahija sabe alemán y así practica…
La realidad es que una tarde ociosa el corremarido se apuntó al sorteo pensando que no le iba a tocar otra vez. Pero le tocó, así que en enero ya teníamos los billetes de avión y el hotel reservado. Por si no lo sabéis, a nosotros nunca se nos hace tarde en esto de maratonear.
La Feria del corredor
Hace dos años la Feria del corredor estaba bastante lejos, pero esta vez eligieron el antiguo aeropuerto, el de Tempelhof, bien comunicado en metro. Mientras al corremarido le ponían la pulsera para poder correr el día del maratón y recogía su dorsal y sus camisetas, el runclub de Correr a animar se puso a guardar turno para hacernos la típica foto en el podio, que con 46.983 inscritos un poquito de gente y de colas había.

Conseguido el objetivo, nos dimos una vuelta a ver qué nos regalaban. Nos llevamos impresa y en el correo electrónico la divertida foto en el stand de On running, cogimos el póster oficial, y en los puestos de los maratones americanos nos dieron frutos secos de todo tipo.
También nos hicimos una foto con la Puerta de Brandeburgo de fondo y un boomerang de todo el club gracias a Abbott. Pegatinas, calcomanías del maratón, carracas y batidos de chocolate con proteínas fueron otros regalos.
Y lo IMPORTANTE: en la bolsa del corredor está el mapa con el trayecto del maratón y las paradas de metro y tren: el documento imprescindible cuando se corre a animar.
El maratón
Porque ya no nos acordábamos de qué recorrido hicimos hace dos años las correanimadoras, así que tocó volver a estudiar plano y decidir opciones. Al final vimos al corremarido en cinco puntos, que son estos :
– SALIDA: acompañamos al corremarido al punto de salida en metro. Bajamos en la parada de Brandeburg Tor, con lo que pudimos hacer las fotos previas con la famosa puerta de fondo, y también frente al Parlamento (el Bundestag), que es por donde entran los corredores a sus ‘corralitos‘.
– KILÓMETRO 6’5: del Bundestag nos fuimos andando tranquilamente unos cinco minutos hasta el kilómetro 6,5, el puente Moltkebrucke, junto a Alt-Maobit. Colgamos nuestras banderas españolas (y la valenciana) en las vallas y esperamos el paso de los corredores.

La curva del amor
– KILÓMETRO 21: una vez jaleado el corremarido, nos dirigimos a la estación central (que se ve desde el puente) para coger el tren hasta la parada Bullowstrasse, que está entre el kilómetro 21 y el 37.
Aquí bautizamos el kilómetro 21 como la curva del amor, porque nos colocamos en una esquina donde muchos corredores se paraban a dar besos a sus amadas. Incluso aunque alguno resbalara, porque a estas alturas de la carrera ya había empezado a llover.
– KILÓMETRO 37: tras los gritos de rigor y la entrega de pasas al corremarido, nos dirigimos tranquilamente hacia el kilómetro 37 (a dos manzanas). Como llovía bastante y teníamos un margen de 80 minutos hasta volver a verlo, entramos a una cafetería a reponer fuerzas e ir al wc.
No hubo manera de que nos sirvieran nada en la mesa, pero veníamos bien desayunados, así que tras descansar nos colocamos en la curva junto a la parada de metro, pues en cuanto pasara el corremarido nos tocaba darnos prisa para llegar en menos de 20 minutos a la meta.

– KILÓMETRO 42: desde la parada de Bullowstrasse hay un metro directo que en cuatro paradas y seis minutos te deja en Mohrenstrasse, situada en mitad del kilómetro 39 y el 41.
Ojo, cuando salgas del metro no te equivoques y vayas hacia el kilómetro 39, porque tu corredor ya habrá pasado, sino hacia el lado contrario . Cuando llegues al fondo de la calle y gires a la izquierda, verás la Puerta de Brandeburgo. Y seguro que encontrarás un hueco para colgar tu bandera y animar a quien persigues.
La app del maratón
Aunque al principio se colgará, conforme avanza la carrera es muy útil la aplicación del maratón del Berlín, porque además de marcar dónde está tu corredor te sale en un puntito dónde estás tú (lo que te permite por ejemplo saber si puedes acercarte más hacia la meta o mejor apostarte ya tras una valla).
El correconsejo
Aunque la persona a la que animas corra con teléfono móvil, mejor fijar un punto de encuentro para cuando acabe la carrera, por si acaso. Hace dos años no había manera de poder llamarnos, quizá de tanta concentración de móviles.
Y desde que llegan a meta hasta salen, dan unas cuantas vueltas para recoger el poncho, devolver el chip, pillar una cerveza o grabar la medalla, con lo que más vale esperar donde toca.
Metro gratis con dorsal
Las personas con dorsal viajan gratis el día del maratón hasta las seis de la tarde, tenedlo en cuenta por si el hotel no está cerca para ir andando. Y el truco para quienes corren a animar: comprad el billete el día anterior (hasta que no se valida no se activa) y así evitaréis posibles colas en las máquinas de las estaciones.

También te interesa:
– ALOJAMIENTO: esta vez nos hemos alojado en el Novotel Berlin Mitte. Las instalaciones están muy bien, los niños menores de 16 años solo pagan el desayuno (3 euros al día) y les regalan un peluche (que se ha convertido en la mascota del run club Correraanimar: el elefante Fridolino).
El desayuno es una pasada, tienes un supermercado justo a espaldas del hotel y una parada de metro a cinco minutos andando (Spittelmarkt). También hay restaurante, que no es barato (17.50 euros una hamburguesa y 7.90 la botella de agua de un litro) pero te salva si llegas cansado del maratón. Y todo el personal es muy amable.
La otra vez estuvimos en el Intercity Hauptbahnhof, muy cerca de la estación central y la salida y meta del maratón, con un desayuno espectacular y te regalan un bono de transporte para todos los días de estancia. Pero esta vez la animahija pagaba como adulta y se nos salía de presupuesto.
– VUELOS: volamos con EasyJet desde Alicante para poder salir viernes y volver lunes con vuelo directo. Hubo retrasos a la ida y a la vuelta, y hay que tener en cuenta que en teoría solo puede llevar una maleta, sin bolso de mano ni nada (aunque otro día os cuento cómo subir más bultos sin problema). Hace dos años volamos con Lufhthansa desde Valencia, pero hace escala en Frankfurt.
–TRANSPORTE: si vas a coger un par de veces el metro/tren/autobús en Berlín, vale la pena sacar el billete de todo el día, que vale 7,70 euros (niños hasta 14 años 4,50), o en nuestro caso nos cuadró a la perfección el de grupo, que cuesta 19,90 y vale para cinco adultos y gratis un niño de hasta 14 años. No olvidéis validarlo antes de viajar y ojito, porque hay revisores (que en cuanto nos vieron vinieron directos a nosotros).
–COMER EN BERLÍN: os recomendamos tres sitios donde comimos de maravilla y a buen precio, los dos primeros a siete minutos andando del hotel (en el barrio de San Nicolás, el más antiguo de Berlín) y el otro a quince.
Son Brauhaus Georgbraeu, comida típica alemana y en una plaza muy cuca junto al río . La trattoria pizzeria San Nicola, donde nos trataron súper bien y la comida rica y a buen precio (y los corredores tienen pasta para el día previo al maratón). Y Maximilians, codillo y salchichas: aquí tardaron en servirnos, pero puedes comer tarde.
Y no os vayáis sin:
– Hacer una visita guiada: el Free Tour de Sandemans es de los mejores que hemos hecho, sale de la Puerta de Brandeburgo, y permite tener una visión general de la ciudad y su historia.
– Subir a la cúpula del Parlamento: es gratis, se reserva por Internet y merece la pena tanto por ver la obra de Norman Foster como por las vistas y la explicación de la audio guía (no olvidéis recogerla en el mostrador al subir en ascensor, es gratis y no hay que dejar carnet ni nada).
Lo único que nos faltó es que el corremarido fuera el maratoniano número un millón de la historia del maratón de Berlín, pero le cedimos el protagonismo a una canadiense. Aunque no digáis que no habría sido muuuuuy divertido…


